Pi sardina.
Pi estaba comiendo espaguetis en la mesa de la cocina. Papá y el abuelo habían ido a una feria de coches clásicos, pues papá quería comprar un par de piezas para su pequeño Citroën.
Mamá, que estaba trabajando, no había llegado a comer, pero había avisado que se tomaría un bocadillo en su oficina. La abuela y Pi comían en la cocina, escuchando las noticias de la tele.
La aparición de grandes cantidades de pequeñas bolas de plástico blancas, denominadas “pellets”, en varias playas gallegas de la comarca de Barbanza, ha puesto en alerta a entidades ecologistas, que piden a las autoridades actuar de forma inmediata frente a esta marea de plásticos. En las últimas horas, la contaminación ha arribado a arenales más al norte, y se han detectado pellets en playas de la Costa da Morte como las de Muxía, también, hacia el sur, en la Illa de Arousa. Las especies marítimas afectadas por estas pequeñas bolas de plástico son las sardinas, jureles, lubinas, doradas, sargos…
La lista parecía larga.
La sardina más cercana tenía un cable rojo saliéndole de la tripa; uno verde se conectaba desde otra sardina un poco más allá en el lomo de la primera, que le daba la espalda a la segunda. Se diría que se estaban haciendo una trasfusión mutuamente, pero las dos estaban chapoteando en el aceite de oliva de sus respectivas bañeras de lata. Entre los cables interconectadores rojo y verde también había uno amarillo, pero este en mitad del camino se conectaba a un instrumento de medida que, con una agujita en un dial milimetrado que indicaba el número 7, por otro orificio del instrumento de medida salía otra vez el cable amarillo y se bifurcaba en dos; uno de ellos conectaba con la segunda sardina y un tercero, más largo, llegaba a la tercera.
Todos los derechos reservados | Ignacio Junquera