Pi Rocket boy.
Pi había planteado una reunión de urgencia de toda la familia, incluida Tía Esme y Mellamosven. Costó pillarlos a todos juntos, pero por fin un domingo se reunieron al completo.
Pi expuso una queja de un tema que no le parecía bien.
–A ver –dijo Pi–, yo sé que hay un Día Internacional del Padre, el 19 de marzo, y lo celebramos, y hay un Día Internacional de la Madre, el 5 de mayo, y también lo celebramos. Hay un Día Internacional de los Abuelos, el 28 de agosto y no lo celebramos, hay un Día Internacional de los Tíos, el 26 de julio, y tampoco lo celebramos. Y por último y más importante que todo eso: ¿Qué pasa con el Día Internacional de los Hijos, el 1 de enero?
Alguna risa se escapó, otros aguantaron el tipo. Tía Esme dijo:
–Bueno, tiene razón: si se celebran el Día del Padre y de la Madre, se tienen que celebrar el Día de abuelos, tíos e hijo.
–Pues tienes razón, Pi, estoy contigo –dijo el abuelo, y la abuela se sumó a la protesta.
Mamá levantó la mano. Estaba de acuerdo, pero por pinchar a Pi alegó:
–Bueno, las cosas son así –dijo–. ¿Qué le vamos a hacer?
Pi no se resignó.
–Pues negociar. Esto no puede quedar así.
La verdad era que Pi tenía razón, aunque fuese una inteligente maniobra por su parte para sacar tajada. A papá y a mamá Pi les hacía un dibujo en su día, y con los abuelos y la tía sería algo parecido, pero Pi tenía un plan.
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