Gladiator boy.

Gladiator boy.



En la pintada de la pared del parque ponía “We are all mad here”. Pi le preguntó al señor de negro qué quería decir aquello, y el señor de negro contestó: “Todas estamos locas aquí”.

 Pi miró de soslayo al hombrecillo con el gorrito ridículo que lo acompañaba. No sabía quién era, lo había visto en diferentes ocasiones, la primera vez en el entierro en el jardín de su pez llamado Cartaginés, pero cuando le preguntó a papá este no supo decirle quién era. En otra ocasión también lo había visto, cuando representó su función y allí acudieron todos sus familiares y amigos. Y ahora otra vez.

 Pi caminaba de la mano de aquel hombrecillo y, al pasar delante del escaparate de la zapatería Tartalión e Hijos se vio reflejado en el escaparate. Se quedó unos minutos mirando su reflejo y le sorprendió verse con un casco de gladiador y unas alas de plata, pero no le dio importancia. Después vio que el señor Tartalión llevaba otro modelo de casco, este también de gladiador, con una enorme cola de caballo rosa sobre la parte más alta. El zapatero despachaba unas zapatillas de estar por casa a la señora de pelo rosa de la pescadería, una señora muy rara que siempre le daba un bígaro al pasar, como si de una chuche se tratase.


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